Las primeras revoluciones industriales cambiaron la comunicación, el transporte y la energía. Primero con el carbón, las máquinas de vapor y los ferrocarriles. Después con el petróleo, los motores de combustión interna, las ondas radiofónicas y electromagnéticas.
Ambas revoluciones cambiaron las prácticas de logística industrial y de comercio, pero tuvieron consecuencias fatales para el ambiente. Tanto así que vivimos la “sexta extinción masiva” del planeta, y si continuamos con los altos niveles de emisión de CO2, la mitad de la vida terrestre desaparecerá en 80 años.
Por eso, el sociólogo y economista norteamericano Jeremy Rifkin afirma que la segunda revolución industrial llegó a su tope hace 10 años, cuando el petróleo se cotizó a 140 dólares por barril: “El PIB global se está estancando, la productividad cae y el desempleo no para de subir”.
Ahora, Rifkin predica que las energías renovables e internet están a punto de fundirse para iniciar la tercera revolución industrial. En este cambio, millones de personas producirán y compartirán su propia energía limpia en hogares, oficinas y fábricas. Así se conformará el “internet de la energía” y la bioeconomía.
Tiempo de cambio
En 1971 Nicholas Georgescu-Roegen publicó La ley de la entropía y el proceso económico. Ahí declaró: “No incluir las leyes de la biología y la termodinámica en la economía es un gran error”. Como una de las especies biológicas de la Tierra, estamos sujetos a las leyes que gobiernan la vida terrestre. Por estos argumentos se le conoce como el padre de la bioeconomía, y el precursor de las 3R: reducir, reutilizar, reciclar.
La bioeconomía implica la producción sustentable de alimentos, energía y materiales. Utiliza la fotosíntesis como proceso de captura de carbono, y un modelo económico circular basado en procesos tecnológicos modernos. Éstos permiten valorizar residuos y efluentes como materias primas (o insumos) para realizar nuevos procesos.
Un sector clave para la bioeconomía es el de la agroindustria, pues al descentralizar la producción, las economías regionales pueden agregar valor a su producción primaria. Así crean empleos de calidad, motivando a los jóvenes a trabajar en sus lugares de origen. Por ejemplo, el noreste argentino es una región rica en azúcar, pero ya están diversificándose para incluir producción de biocombustible con subproductos y efluentes, o para generar electricidad y biofertilizantes.
Asimismo, 35 pymes de este país atienden 10 % de la demanda de combustible diesel, mediante la producción de biodiesel. El subproducto de este material es la glicerina, que antes se obtenía del petróleo. Otro caso interesante es la instalación de un biodigestor para transformar el estiércol del ganado en biogas para generar energía.
En México, la empresa Solben está dando grandes pasos en fabricación y venta de biocombustible (y de la tecnología para producirlo). Por ejemplo, comercializan protectores de medio ambiente AB. Éste permite convertir diversas materias primas en biodiesel, con un solo sistema, bajo un modelo de desacralización. También cumple con normas como la EN14214 (europea) y ASTM D6751 (norteamericana). Otros de sus servicios son caracterización de aceites y semillas, así como análisis de subproductos para desperdiciar la menor cantidad de recursos naturales posible.
Momento de oportunidad
Estas ofertas y empresas serán cada vez más comunes, sobre todo en los países en desarrollo, pues las energías renovables (solar, eólica, térmica, hidráulica y de biomasa) están ampliamente distribuidas. Gracias a eso, tendrán más oportunidades para crear una eco industria fuerte, en poco tiempo.
Otra ventaja es que pueden construir un nuevo sistema de distribución energética desde cero, porque no están sujetas a instalaciones eléctricas obsoletas. Así no tienen que parchar redes viejas, sino crear comunidades bioenergéticas desde el principio; e incitar que localidades y regiones completas sean autosuficientes. Después se pueden interconectar con nodos entre las regiones para impulsar su industria nacional.
Este es un futuro donde Mexpo está involucrado, y queremos ayudarte. Ofrecemos soluciones profesionales para reciclar y recuperar metales ferrosos y no ferrosos de forma rentable y exitosa. Contáctanos, creemos en los negocios verdes y en un mejor futuro para ti.
Dejar un comentario